Históricamente, el 1º de mayo ha sido una fecha en la cual las trabajadoras y trabajadores del mundo hacemos memoria. En todas partes, el movimiento obrero recuerda a quienes les han precedido, a quienes han luchado y a quienes han conquistado avances para mayor dignidad de la clase trabajadora. Por eso mismo, también esta fecha resulta siempre un hito importante para reivindicar. Cada 1° de mayo nos reunimos para reclamar por mayor justicia, por mejoras en nuestras condiciones laborales y en nuestras condiciones de vida.
Este primero de mayo no será la excepción: haremos memoria y levantaremos demandas. Sin embargo, lo que hace la diferencia es la orientación que tiene nuestra acción en el presente que nos toca vivir. Tomamos la posta de los que han venido antes de nosotros no sólo porque queramos recordar, sino que porque queremos darle un nuevo impulso a esa lucha que también es la nuestra.
Reclamamos lo que consideramos que es urgente y necesario en esta actualidad que atravesamos. Ante este escenario, en el que nos enfrentamos al reposicionamiento de las ideas de ultraderecha, a la creciente precarización de nuestras condiciones de vida y la falta de confianza en el impulso de la acción colectiva, es que debemos insistir más que nunca con este antiguo anhelo de un mundo digno alcanzado de la mano de las organizaciones de trabajadoras y trabajadores.
Nuestra apuesta es el fortalecimiento de los sindicatos, federaciones y confederaciones a través de la unión de sus esfuerzos en una negociación frente a frente con los grandes grupos empresariales. Ante la atomización sindical, abogamos por una discusión amplia en que las organizaciones de trabajadoras y trabajadores tengan la posibilidad de reunirse para defender sus intereses y avanzar para que la redistribución de las riquezas deje de ser una mera consigna en este país. Sostenemos que la libertad sindical, la negociación colectiva y la huelga son derechos fundamentales de las y los trabajadores, medios legítimos y necesarios para hacer justicia. Creemos en la unidad de la clase trabajadora como motor de sus luchas y garantía de su victoria.
Este primero de mayo es una nueva oportunidad en que el Gobierno deja correr el tiempo sin hacerse cargo de su compromiso con las y los trabajadores. En lo que ha sido una constante durante el tiempo de su mandato, el ejecutivo ha ignorado a las organizaciones sindicales en su agenda. Ya hemos mencionado en otras oportunidades que las reformas realizadas durante este mandato, si bien pueden tener buenas intenciones, han sido insistentes en dejar de lado a las organizaciones de trabajadoras y trabajadores, regalándoles a un rol secundario en el despliegue de la reducción de la jornada laboral en la ley de 40 horas como también en la ley de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, junto al completo olvido que han sufrido en la reciente ley Karin.
El programa de Gobierno comprometía un proyecto de ley para reconocer el derecho a la negociación ramal, sin embargo, parece haber sido solo una promesa de campaña. Con decepción vemos que el Gobierno no ha priorizado el fortalecimiento de las organizaciones sindicales, que son la base de una sociedad más democrática y justa.
Nuestra misión como Defensoría Popular de las y los Trabajadores es la de ponernos a disposición de la clase trabajadora y sus organizaciones para defender sus derechos, pero también para construir capacidad de acción que permita dar pasos decididos hacia mayor dignidad.
Por eso, en este primero de mayo, decimos: ¡Para más justicia y redistribución por ramas la negociación!
Defensoría Popular de las y los Trabajadores